Wednesday, April 11, 2018

INFLUENCIA Y LIDERAZGO

Si tendríamos que resumir en una palabra lo que es el liderazgo, simplemente diríamos que es “influencia” en el sentido más amplio de la palabra. Pero si liderazgo es influencia, el lector podrá preguntar, que pasa con la influencia negativa que trae como consecuencia acciones incorrectas a la ética y principios morales. El liderazgo es por naturaleza proactivo (positivo), nunca proclive (negativo) hacia algo. El liderazgo es influencia porque es el camino por donde se debe transitar. Se debe conocer o saber algo del camino para verificar si es el correcto. En el mundo de los negocios, el verdadero liderazgo no está en la gerencia, jefatura, puesto o autoridad. En la vida personal, el liderazgo tampoco se halla en la experiencia, conocimiento o responsabilidad. Existen personas que sin tener autoridad alguna en la organización influencian más que el director, gerente o jefe. También en la vida privada, hay personas que sin tener los estudios necesarios para ser considerado como un “profesional”, destacan por la vida que llevan.

El liderazgo no es algo que se adquiere por naturaleza y viene con la persona, se aprende en el camino. Una persona podrá nacer con ciertas habilidades que facilitarán el aprendizaje, pero eso hay que hacerlo. Nadie nace honesto, generoso y servicial, esas virtudes se aprenden y se forjan en el hogar.
Lograr escalar laboralmente en la organización se puede alcanzar por amistad, trabajo, adulación y “suerte” en algunos casos, pero ganarse el puesto por poseer cierta capacidad emprendedora es diferente. Se requiere cierta dosis de liderazgo en ello.
Es necesario también poseer ciertas cualidades, naturales o aprendidas, para influenciar en otras personas. Impactar positivamente para trascender.
El maestro por excelencia, Jesucristo, nos enseñó que él no vino para ser servido, sino para servir. De tal manera que él mismo se convirtió en un líder excepcional. Nunca tuvo un cargo, una gerencia o mucho dinero. Perteneció a los estratos sociales bajos y no poseía títulos académicos de centros superiores de renombre, pero desde su nacimiento hace más de 2,000 años, sigue siendo el líder por excelencia, y su influencia mundial ha transcendido. Hasta la historia se ha dividido en dos: Antes y después de Jesucristo. 
El líder debe tener un corazón de siervo, de uno que está al servicio de los demás, sólo así influenciará con su vida. Cuando en las organizaciones los colaboradores ven al superior que está al servicio de los demás, éste último tendrá siempre el respaldo de los trabajadores, quienes no sólo seguirán su ejemplo, sino que tendrá también la ayuda de ellos.
Es un desafío para las nuevas generaciones, aprender acerca de la excelencia en el servicio para influenciar positivamente en las personas. Lamentablemente, la sociedad en su conjunto, utilizando a los medios de comunicación, perpetúan la mediocridad en la juventud y la competencia de quien es mejor, dejando de lado la solidaridad, la ayuda mutua y el amor mismo.
Si todo se aprende primero en el hogar y éstos son disfuncionales, que podremos esperar en los siguientes años. Los programas de televisión que promueven el culto a la persona y al hábito de no leer buenos libros, difícilmente ayudarán a mejorar la sociedad. Cada día habrá unos pocos que dirijan la vida de muchos, es decir, algunos lobos sobre las muchas ovejas y borregos, porque eso es lo que perpetúan los programas de la televisión “basura”.
Eso se puede observar en la vida de los jóvenes colaboradores que no tienen iniciativa, no son solidarios ni consecuentes, y hasta se convierten en “chismosos” para conservar sus trabajos. Esas personas de por sí, ya son mediocres y es muy probable que nunca serán líderes.
Ninguna persona que tiene una “doble vida” puede ser un excelente líder. La gente tiene que ver en la vida del líder, el ejemplo a seguir y a la persona que le gustaría imitar. Una persona que se autoproclama y se “marketea”, puede ser muy conocida, pero líder nunca lo será. El liderazgo va acompañado del estilo de vida que lo respalda.
La influencia en el liderazgo tiene también otras connotaciones como la visión de futuro. Ello supone que el líder debe más allá para saber por dónde transitar y a qué meta llegar.
La vocación de servicio es indispensable. El líder debe estar dispuesto a ser de bendición para el resto, y por supuesto, tener también una mentalidad emprendedora. Eso significa que no se debe dejar influenciar negativamente y que debe seguir siempre el camino correcto para llegar al éxito. Es muy probable que en ese transitar se equivoque de senda, pero debe darse cuenta de que se equivocó y volver al camino correcto.
También practicar la solidaridad, el trabajo en equipo y la ayuda mutua. Ya no existen los llaneros solitarios. Vivimos tiempos de competitividad y en un mundo globalizado. El trabajo en equipo es eso, una labor mancomunada, donde todos apuntan al mismo objetivo y todos dependemos de todos. El éxito del compañero es el éxito de todos, pero también el fracaso del amigo también es el nuestro.
En la actual coyuntura, la honradez comprobada es fundamental en las organizaciones que cada día reclaman mayor transparencia, especialmente en las instituciones financieras. La ética es clave en el desarrollo organizacional.
Otras variantes como el amor incondicional en el ámbito laboral, la esperanza en el porvenir cuando las cosas no marchan bien, el respeto hacia los demás para crear un clima laboral armonioso, el deseo de superación para fomentar mayor compromiso con la organización, la perseverancia ante las pruebas, en los tiempos difíciles y las ansías por aprender en procesos de aprendizaje son criterios para tener en cuenta.
En la vida personal es fundamental el hábito por la buena lectura, en el sentido correcto. Cualquier libro no siempre es bueno. Hay que saber seleccionar un buen libro.
También el reconocimiento del trabajo ajeno y la valentía para reconocer los errores nos ayudarán a fortalecer el liderazgo.
FIRMADOS Nro 230
Lima, abril 2018.

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