Saturday, March 31, 2018

¿INTERNET ACABARÁ CON LOS LIBROS?

El escritor y filósofo italiano Umberto Eco, recientemente desaparecido, fue uno de los autores más renombrados en la actualidad. Había escrito “Nadie acabará con los libros”, haciendo énfasis en la vigencia del libro sobre otros medios electrónicos que abundan en la actualidad. Aunque el e-book, ese libro electrónico que cada día se comercializa más en el mundo, se imponga al libro impreso, no podrá echarlo de las casas de los lectores. ¿La razón? La respuesta es la costumbre que tiene el lector de tener ejemplares en su biblioteca. El libro electrónico, en definitiva, no matará al libro. Umberto Eco afirma que con internet hemos vuelto a la era alfabética, e incluso afirma que el libro es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras, que una vez que se inventado, no se puede hacer nada mejor.

Sin embargo, reconoce que la tecnología ha aliviado las tareas de las personas, e incluso, hasta su economía. Recuerda que hace algunos años se ofrecía la “Patrología Latina” de Mine (221 volúmenes) en CD-Room a un precio aproximado de US$ 50,000, precio que obviamente resultaba accesible sólo para las grandes bibliotecas y no para los pobres investigadores. Ahora, en cambio, con un simple abono, se puede acceder a la “Patrología” on line.
Para quien fue titular de la cátedra de Semiótica de la Universidad de Bolonia y director de la Escuela Superior de Estudios Humanísticos en la misma institución, la velocidad con la que la tecnología se renueva obliga, en efecto, a un ritmo insostenible de reorganización permanente de las costumbres mentales. Todo es tan rápido que por ejemplo, en las películas de acción norteamericanas, ningún plano debe durar más de tres segundos y eso lo saben las nuevas generaciones.
Cuando compró su primera computadora en 1983, su hijo tenía 20 años. Le explicó que quería enseñarla cómo funcionaba la nueva máquina en la casa, pero su hijo no mostró ningún interés. Umberto Eco comenzó a ver cómo funcionaba la computadora y qué elementos contenía hasta que se encontró con dificultades porque no conocía bien el nuevo equipo. Entonces, su hijo que no mostró ningún interés, vino y movió un par de cosas y los problemas se solucionaron. Es que para esos años, la generación de su hijo, como la actual, ya estaba muy familiarizada con la tecnología.
Con la tecnología todo se vuelve obsoleto en poco tiempo. Recuerda que cuando trabajaba como editor a principios de 1967, llegó un libro sobre un análisis que hacía un sociólogo de la Universidad de Berkeley. Como había mucho trabajo guardó el manuscrito algunos meses. Ya en 1968 decidió leer el material para editarlo y luego imprimirlo, resultaba que de un año al otro, muchas cosas cambiaron y el libro quedó obsoleto.
Pero volviendo a los libros tradicionales. Umberto Eco, revela que la idea de coleccionar libros es muy antigua. El culto a la página escrita es tan antigua como la escritura. Hay una razón por la cual nacen las bibliotecas.
En la antigüedad se quemaban los libros y las personas para ponerlos a buen resguardo, lo coleccionaban de manera particular, otros de manera pública como las instituciones, haciendo la diferencia entre bibliotecas privadas y públicas. Hay que reconocer que quienes guardaban los libros eran precisamente los religiosos. ¿Hay algo más seguro que un monasterio? Entonces se empezó a llevar algunos libros al amparo de las amenazas que pesaban sobre la memoria. Varias bibliotecas en la antigüedad se han quemado por razones políticas como por ejemplo, las de Alejandría y Roma. Para el escritor italiano, nacido en Alessandria, Piamonte en 1932, es más fácil salvar el manuscrito, el códice, el incunable, el libro, que la escultura o la pintura.
De lo que se trata es de guardar la memoria social y personal, pero desde un punto de vista muy particular, porque de eso tratan los libros. Cada libro es una visión muy particular de un asunto o tema. Está las obras de colección donde las edades cuenta, Un mismo libro como el Quijote de la Mancha escrito para niños no será igual para adolescentes y jóvenes y éstos tampoco para adultos. Además, las traducciones también aportan nuevas ideas al libro. Un libro donde un personaje se suicida, la versión relatada para niños entre 6 y 7 años, obviamente que será distinta, donde tal vez el personaje viaja o se enferma.
Para evitar que un libro pierda actualidad, Umberto Eco aconseja nunca escribir sobre un tema contemporáneo, sino sobre un clásico. Las modas que antes duraban 30 años, ahora duran 30 días. Eso ocurre mucho con la tecnología, se tarda mucho para entender un asunto, pero luego que ya lo comprendemos, nos imponen uno nuevo. Tenemos que esforzarnos constantemente para prepararnos para el futuro. En otras palabras, estamos condenados a ser eternos estudiantes.
Eco, quien ha desarrollado su actividad docente en Turín, Florencia y Milán y ha dado cursos en varias universidades de los Estados Unidos y América Latina, revela que la cultura es un cementerio de libros y otros objetos desaparecidos para siempre. Por ejemplo, en sus tiempos, todos sabían de Calpurnia, la mujer del César romano. Se sabía todo de ella, pero una vez muerto César, nadie se acuerda de ella. ¿Por qué? Simplemente, porque ya no es útil tener esa información.

Por esas razones y muchas otras, difícilmente, las tecnologías de la información podrán desplazar a un buen libro de nuestra biblioteca.
FIRMADOS Nro 227
Lima, marzo 2018

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