Sabemos que, en el ámbito de las finanzas
populares y la economía solidaria, el comercio justo es uno de los pilares en
el mundo. No obstante, tenemos la necesidad de incorporar aún más el desarrollo
sostenible a todos los niveles, integrando y articulando sus aspectos
económicos, sociales y ambientales. Diversos estudios sociales han comprobado que,
por ejemplo, el cooperativismo, se fortalece más cuando hay una crisis
financiera. Los países europeos, asiáticos y los Estados Unidos han vivido esa
experiencia. En España, se crearon más puestos de trabajo en plena crisis
financiera.
Precisamente, las crisis financieras, la
escasez de alimentos, los problemas que trae consigo el cambio climático, la
pobreza que cada día crece más en el mundo, y el aumento de las desigualdades
plantean nuevos desafíos, pero al mismo tiempo diversas interrogantes, que aún
no tienen respuestas concretas.
En el mundo, obviamente cada vez más
“competitivo” y globalizado, existen serias críticas a las estrategias de
crecimiento patrocinadas por los organismos multilaterales de crédito. Incluso,
a pesar de las variadas recomendaciones de las organizaciones internacionales,
los estados no están cumpliendo sus partes, o simplemente, no saben hacer las
cosas.
En este mundo de constantes cambios, y donde
sólo es permanente el cambio mismo, se ignora cuál es el norte a seguir. La
cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC por sus siglas en
ingles) que se realizó en Lima, tuvo como finalidad
encontrar algunas respuestas a las preguntas. Hay quienes creen que, así como
está la situación mundial, la reactivación económica demorará un buen tiempo.
Desde esta perspectiva, el desarrollo sostenible
juega un rol muy importante. Urge fijar agendas para trabajar temas vinculados
con el desarrollo económico, social y ambiental.
Por esa razón, el Banco Mundial reclama una prosperidad
compartida para “corregir” la desigualdad. Es decir, los gobiernos deben
centrarse en la prosperidad compartida para corregir la desigualdad social y
combatir de esa manera con la pobreza. El propio Jim Yong Kim, presidente del
Grupo del Banco Mundial, se inclina por el crecimiento económico inclusivo,
razón por la cual pidió a los diversos gobiernos, corregir la creciente
desigualdad, esforzándose para impulsar la "prosperidad compartida,
especialmente, por mejorar la vida del 40 % más pobre de la población de los
países en desarrollo”.
Pero, ¿será eso la solución? Kim afirma que “en
nuestro trabajo con los gobiernos, respaldamos los esfuerzos destinados a
garantizar que todos se beneficien con el crecimiento, no solo aquellos que ya
controlan el capital o tienen acceso a él”.
Olvidamos
que las 85 personas más ricas del mundo controlan tanta riqueza como el 50 %
más pobre de la población mundial, o sea, más de 3,500 millones de personas.
Para el
presidente del Banco Mundial, resulta más eficaz corregir la desigualdad
adaptando las políticas a la situación de cada país para ayudar al 40 % más
pobre de la población.
¿Qué pasará
con las naciones de ingreso bajo, donde el principal problema es la
productividad agrícola? ¿Quizá un país
de ingreso mediano su fortaleza será la urbanización, es decir, crecer
verticalmente? ¿En los andes de Suramérica y en el Caribe, donde la mayoría de
los niños no asiste a la escuela primaria, cuál sería el enfoque y qué pautas
se deben seguir?
En Perú, por
ejemplo, uno de los principales problemas sociales es la falta de empleo digno
que ayude a combatir la delincuencia en todas sus formas, y revierta los bajos
niveles de escolaridad. ¿Qué se debe hacer en el Perú, donde hay subempleo,
autoempleo e informalidad?
Sabemos que
algunas empresas no honran sus deudas fiscales y evaden impuestos. La
corrupción forma parte del quehacer humano y eso, perjudica directamente a los
más pobres.
DESARROLLO
DEL MILENIO
Estamos viviendo frente a los desafíos que
traen los “Nuevos objetivos del desarrollo sostenible” que insta a las
economías del mundo, reducir la pobreza en el año 2030.
Efectivamente, como no se pudo alcanzar los
“Objetivos del Milenio” que estaban relacionados con el desarrollo social
sostenible, la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, adoptada por las
Naciones Unidas, contempla una nueva estrategia con 17 objetivos que se deben
cumplir en los siguientes 14 años.
La nueva
estrategia regirá los programas de desarrollo mundiales durante los próximos
años, donde la meta es el año 2030. Los estados se han comprometido a movilizar
los medios necesarios para su implementación mediante alianzas centradas
especialmente en las necesidades de los más pobres y vulnerables.
Precisamente,
entre los nuevos objetivos están los principios del cooperativismo, economía
solidaria y finanzas populares. Por eso es que iniciamos esta nota con el
llamado “precio justo”.
Mientras que
se sigue el curso de los “Nuevos objetivos del desarrollo sostenible”, que se
inició el año pasado, preguntamos: ¿Qué se está haciendo? ¿Qué políticas
económicas, sociales y ambientales que contribuyan con el desarrollo sostenible
se están aplicando?
Aunque pareciera contradictorio, al interior
de las organizaciones multilaterales de crédito, como el Banco Mundial, Fondo
Monetario Internacional, Corporación Andina de Fomento y Banco Interamericano
de Desarrollo, hay experiencias comprobadas acerca del éxito que tiene la
economía social solidaria.
Un texto de las Naciones Unidas afirma: “… podemos
aprender lecciones importantes del campo en expansión de la economía social y
solidaria. Esto incluye las experiencias de millones de productores,
trabajadores, ciudadanos y comunidades de todo el mundo que tratan de aumentar
la seguridad de sus medios de subsistencia, de ejercer sus derechos y de
transformar los modelos de producción y consumo mediante varias formas de
cooperación, solidaridad y autoorganización democrática”.
Cito el texto literalmente: “La economía
social y solidaria enfatiza también el papel de la ética en la actividad
económica. Muchos gobiernos empiezan a reconocer la necesidad de democratizar
los sistemas económicos y de gobernanza, reconociendo así los papeles no solo
de los actores públicos y privados, sino también de las organizaciones e
instituciones comunitarias y colectivas al igual que la importancia de las
alianzas intersectoriales”.
Para que el
lector recuerde, los “Nuevos objetivos del desarrollo sostenible” son:
1. Fin de la pobreza.
2. Hambre cero.
3. Salud y bienestar.
4. Educación de calidad.
5. Igualdad de género.
6. Agua limpia y saneamiento.
7. Energía asequible y no contaminante.
8. Trabajo decente y crecimiento económico.
9. Industria, innovación e infraestructura.
10. Reducción de las desigualdades.
11. Ciudades y comunidades sostenibles.
12. Producción y consumo responsable.
13. Acción por el clima.
14. Vida submarina.
15. Vida de ecosistemas terrestres.
16. Paz, justicia e instituciones sólidas.
17. Alianzas para lograr los objetivos.
FIRMADOS Nro 209
LIMA, enero 2017
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